Hay sueños que nunca alcanzan a ver el brillo de las estrellas.
Sueños que quedan opacados incluso antes del atardecer.
Esos sueños, como el nuestro, quedan ilícitos en boca de la gente.
Y esos sueños, jamas se darán,
pues nunca nos atrevimos a soñar despiertos.